A principios de la década del 2000 Mortal Kombat estaba de capa caída. Mortal Kombat 4, que no había sido un juego suficientemente depurado y que venía ya de la decepción de Mortal Kombat 3, había pasado sin pena ni gloria por PlayStation, y reinaban las sagas de lucha tridimensional de Namco.

En esas llegó a todas las consolas de sexta generación, excepto Dreamcast, éste Mortal Kombat Deadly Alliance. Fue una revolución. La jugabilidad era llevada a las 3D puras, abandonando el 2.5D de Mortal Kombat4/Gold. Ahora todo el entorno era tridimensional y nos podíamos mover a lo largo de todo el escenario. Otras novedades jugables incluían la lucha con armas, que era uno de los tres estilos de combate que podíamos elegir por personaje. Era innovador, aunque excesivamente líoso para el beneficio que se obtenía jugablemente. Aún así, ésta saga nunca se ha caracterizado por ser la mayor maravilla en éste aspecto, y ésta edición suponía una mejora importante, no al nivel de otros juegos de la generación pero divertido y digno.

También fue una revolución en cuanto a historia. La voluntad de Boon y compañía de poner un punto y a parte en lo que había sido MK para levantar la saga se notaba también en éste aspecto. Viendo que se estaba alargando demasiado, se corta por lo sano con lo que había sido hasta entonces y se mata al malo por antonomasia, Shao Kahn, y al gran héroe salvador de la tierra, Liu Kang. Ahora, nos encontramos ante un escenario nuevo que le da un toque de aire fresco a una historia que ya olía a rancio.

Gráficamente el juego supera ámpliamente a su antecesor, incluso a la versión Gold, que estaba basada en el cuarto. Los escenarios son grandes y detallados, aunque quizá algo vacíos y faltos de carisma. También los personajes están muy detallados, como no se habían visto hasta entonces. Sin embargo, encontramos muy buenos diseños en algunos de los personajes clásicos con otros pésimos en la mayoría de nuevos personajes. Sin carisma, feos y estrafalarios. De todas las nuevas incorporaciones habría que rescatar apenas a tres de ellos. Kenshi, que es un gran diseño, y Li Mei y Mavado, que pese a no ser destacables se dejan ver. El resto de personajes infames no han pasado a la historia y con razón.

Y poco más podemos decir. Deadly Alliance supuso una revolución en la saga, que estaba en una situación comprometida, y la volvió a colocar entre los juegos interesantes. No al nivel noventero, pero sí garantizó a la saga un hueco que corría el riesgo de perder. Un buen trabajo.

Tras vencer a Shinnok, Liu Kang se retiró al Templo del Loto Blanco. Pero sí bien el Dios Antiguo caído había sido derrotado, no lo había sido su lugarteniente Quan Chi. Quan Chi logró escapar del infrarreino y llegó al mundo exterior, donde se encontró con el otro gran hechicero, Shang Tsung, y ambos formaron una alianza, la Alianza Mortal. En el mundo exterior Quan Chi encontró al antiguo ejército del emperador dragón. Si lo resucitaba, sería capaz de controlar los reinos, así es que junto a Shang Tsung pone en marcha su plan. Primero, traicionan a Shao Kahn y con el gran poder unido de los dos hechiceros acaban con la vida del emperador y se hacen con el control del Mundo Exterior. Para controlar la tierra, lo más importante era acabar con su gran campeón, Liu Kang. De éste modo, en un ataque sorpresa por los dos hechiceros consiguen vencerle, y en pleno templo Shang Tsung le parte el cuello, siendo éste el fin de Kang.

Ante éstos eventos, Raiden pide ayuda a los demás Dioses Antiguos, que se niegan a intervenir. Raiden, repleto de rabia ante la muerte de Liu Kang y la inacción de los dioses, rehúsa a su condición de Dios Antiguo para poder intervenir. Raiden reúne al resto de luchadores de la tierra y unidos, se disponen a vencer a la Alianza Mortal.