Tras la quiebra de SNK y su reestructuración posterior como Playmore, la compañía cedió sus derechos de Samurai Shodown a una desconocida entonces Yuki Enterprise, que se dedicaba a juegos de mesa y sus conversiones para PS2. Yuki creó Samurai Spirits y con el tiempo acabaría convirtiéndose en Exomu, una pequeña desarrolladora de juegos de lucha.

Por lo que respecta al juego, el resultado es pobre. Se reciclan la mayoría de personajes y escenarios de la tercera y cuarta edición, así como el sistema de juego. Ello hace ver el juego obsoleto en todos los aspectos, más aún si tenemos en cuenta que saliendo practicamente en 2004 la cosa olía mucho. Los pocos escenarios nuevos que hay también son planos incluso para los estándares de NeoGeo, no teniendo siquiera animaciones excepto en un caso o dos.

A pesar del desastre hay algunos aspectos buenos. Durante el desarrollo del juego se contrató a Nobuhiro Watsuki, creador de Rurouni Kenshin y fan de Samurai Shodown, para diseñar personajes. Por ello tenemos unas ilustraciones in-game excelentes, y el diseño de algunos personajes también es increíble (Mina, Yunfei, Yumeji...), que es una pena que al haber salido en un título tan discreto no hayan vuelto a aparecer en sitio alguno.

Por lo demás, el desastre se consuma al ofrecernos un juego inacabado, que salvo lo justo para funcionar no tiene nada extra, ni tan solo finales. Ésto se corregiría meses después, con la salida de Samurai Shodown V Special.