Virtua Fighter 2 es uno de esos juegos que marcan una época, no sólo por ser la secuela del juego que revolucionó el juego, sinó por ser, en sólo un año, una mejora increíble en todos los aspectos que llevaba, poco después de su nacimiento, el género de la lucha 3D a un punto que ya por siempre fue muy difícil de superar en todos los aspectos conceptuales. Y no sólo en ellos, sinó que visualmente fue una bestia imbatible, algo que no se había visto nunca en aquellos momentos.

Gráficamente el nivel es espectacular, deja muy lejos los modelos sin mapas de texturas de la primera edición, y la solidez y riqueza de éstos está muy por encima de la competencia que llegaría inmediatamente después (siendo el más cercano a su nivel Tekken, de Namco). Los personajes ya los conocíamos, pero ahora están mucho más detallados, lo cual les da más personalidad. Tenemos la incorporación de dos nuevos personajes, que no son especialmente destacables en su diseño, pero sí en la jugabilidad. ShunDi es un anciano chino cuyo estilo de lucha está basado en el estilo del Kung Fu borracho, el que podíamos ver en las antiguas películas de Jackie Chan. El otro nuevo personaje es Lion Rafale, un chico rubio que pelea utilizando el estilo del Kung Fu de la mantis.

El detalle en los escenarios es impresionante de nuevo. El juego nos transporta a algunos de los lugares más mágicos de las artes marciales, como las montañas de Guilin o el Bosque de las Pagodas en Shaolin, todos ellos recreados con una maestría y una calidad gráfica que no se vería hasta dos o tres años más tarde.

Sobre la jugabilidad se puede decir poco, si algo hay que caracteriza a ésta saga es lo pulido hasta lo enfermizo del aspecto jugable. Un aspecto en el que se plasman con gran fidelidad los estilos de Kung Fu y otras artes marciales y en el que, una vez se aprende a jugar bien, la recompensa para el jugador es enorme.

Un poco más flojo es el aspecto sonoro del juego. Aunque los efectos de sonido cumplen todo lo que se espera de ellos, la música no es especialmente destacable, sin llegar a ser mala. Y es una lástima, porque el estudio AM2 ha demostrado en múltiples ocasiones tocar a gran nivel también en éste aspecto. No fue en la saga Virtua Fighter donde más brillaron.

Sin embargo, si hay que ponerle un pero, fue la conversión de éste juego a Sega Saturn. La conversión perdió mucho por el camino del Arcade a la consola doméstica y, dicha versión, no estaba a la altura de la leyenda que fue el juego arcadero. Una pena. Cómo curiosidad, también se adaptó a MegaDrive, donde funcionaba como un juego de lucha bidimensional.