Con Street Fighter EX, Capcom, de la mano de Arika, adentraba su saga estandarte por primera vez en el mundo de las tres dimensiones. Para ello encargó a Arika, un estudio recién fundado por parte del equipo que desarrolló Street Fighter II, el trabajo de darle un toque tridimensional a Street Fighter y compañía para la placa arcade de Capcom ZN-1, basada en la consola Playstation de Sony, para la que más tarde se haría una conversión del juego.

A pesar de sus gráficos poligonales, el juego mantenía un cierto scroll horizontal en su jugabilidad, a diferencia de otros juegos tridimensionales de la época en que podías moverte a través de un escenario tanto en horizontal como en vertical. En el juego encontramos un plantel que mezcla a los grandes clásicos de la saga como Ryu o Chun-Li con personajes originales creados por Arika, que aunque algunos están algo fuera de lugar, otros tienen su carisma y podrían haber seguido siendo usados en las sagas convencionales, como Pullum o Skullomania. Cada personaje va rellenando una pequeña barra de energía que al completarse, puede llenar tres porciones, y cada una de ellas se puede gastar para lanzar uno de los tres supers de los que dispone cada uno de los personajes. Dichos personajes se controlan de una forma un poco torpe y no se hace ágil el combear, sin embargo, cosas peores se han visto y al final podremos pasar un rato divertido jugando al juego. En cuanto a la parte técnica tenemos unos gráficos mejorables, que aunque dan el pego podrían haber sido mejor pues estaban a un nivel inferior a los de otros juegos tridimensionales del momento. No eran para echarse las manos a la cabeza, nada de eso, pero sí eran mejorables, como pudimos ver en su secuela. Más decepcionante es el aspecto sonoro. ZN-1 nos ofrecía un sintetizador de audio digital bastante avanzado y en este caso Arika no supo aprovechar bien sus capacidades técnicas para asombrarnos con las melodías. Así que el aspecto sonoro se suma a la tónica general del juego, estamos ante un videojuego aceptable, pero podría haber ido mucho más allá.